Tour por el barrio de Barracas desde Buenos Aires

Barracas, un barrio con historia de industria y obreros, vive hoy un renacer cultural y artístico que merece ser explorado. Alejado del bullicio turístico de San Telmo y La Boca, este rincón porteño despliega una fusión única de patrimonio arquitectónico, murales de último arte urbano y sabores de bodegón que despiertan todos los sentidos. A continuación, un recorrido detallado para descubrir Barracas en unas 4–5 horas, saliendo desde el centro de Buenos Aires.

1. Partida: Plaza de Mayo o Congreso

El paseo comienza en un punto emblemático de la ciudad: Plaza de Mayo (o bien Congreso). Desde allí, se puede optar por:

  • Colectivo 3 (Rivadavia–Avellaneda) o 33 (22 de Mayo–La Boca), bajando en la parada Avellaneda y Montes de Oca.
  • Tren Roca ramal Constitución–Glew, descendiendo en la estación Barracas (especialmente práctico si se sale desde Constitución).

El viaje dura aproximadamente 30 a 40 minutos. Este traslado preliminar otorga tiempo para absorber el paisaje porteño: edificios coloniales, plazas vecinales y el río de pasiones, el Riachuelo, que delimita Barracas al sur.

2. Primeras Impresiones: Adoquines, “Casas Chorizo” y Talleres Ferroviarios

Al bajar del colectivo o tren en Avellaneda y Montes de Oca inicia la verdadera inmersión. Rozando antiguas vías de tren, se advierte la sinfonía posindustrial: galpones, depósitos y chimeneas de ladrillo que hoy albergan talleres creativos.

Las casas “tipo chorizo”, con su larga forma y patio interior, relatan la vida de obreros de fines del siglo XIX. Cada dintel y reja metálica encierra anécdotas de generaciones laborales que poblaron este barrio. Caminar por estas calles angostas permite apreciar un Barracas aún auténtico, sin alfombras turísticas.

3. Usina del Arte: Epicentro Cultural

A pocos minutos, en Agustín R. Caffarena 1, emerge la Usina del Arte, antigua central eléctrica devenida centro cultural municipal. Su estructura de hierro y ladrillo conserva la esencia de la ingeniería de décadas pasadas, ahora convertida en salas de conciertos, muestras de arte contemporáneo y talleres gratuitos.

Es recomendable visitar alguna exposición temporal o, en su defecto, quedarse en el café interno, donde se mezclan curadores, artistas y vecinos aficionados al arte. El microcine y la librería especializada son un respiro para quienes buscan sumergirse en la escena cultural local.

4. Sabores de Barrio: Mercado de Barracas

Prosiguiendo por Montes de Oca se alza el Mercado de Barracas, un edificio colorido donde cada puesto rebosa tradición. Frutas, verduras de estación, quesos artesanales y una barra de comidas callejeras invitan a un almuerzo informal:

  • Empanadas caseras de masa fina.
  • Choripán con chimichurri casero.
  • Tartas de verduras y croquetas de papa.

El ambiente —vecinos conversando, tenderos saludando por nombre— convierte este mercado en un reflejo del entramado social barracalense.

5. Ruta de Murales: Arte Urbano en Pinzón

A la vuelta del mercado arranca la Ruta de Murales, por la calle Pinzón. Proyectos de arte comunitario desplegados en fachadas y medianeras ofrecen un catálogo visual de historias porteñas: obreros, familias, leyendas urbanas y escenas cotidianas. Artistas locales coordinaron estas intervenciones junto a la Asociación Cultural Barracas, integrando graffitis de gran formato y retratos emotivos.

La caminata muralística se convierte en un museo al aire libre, donde cada pieza invita a detenerse y leer el relato pintado.

6. Contrastes Industriales: Manufactura Patagónica y la Isla Maciel

Siguiendo hacia la ribera del Riachuelo, por Defensa, se llega a la zona de la Manufactura Patagónica. Ruinas de galpones y silos desactivados albergan hoy talleres de cerámica, estudios de fotografía y espacios de coworking alternativo. En ciertos puntos se habilitaron miradores con vistas panorámicas a La Boca y al Puente Transbordador.

La tradicional Isla Maciel, anexa al continente barracalense, conserva calles angostas y pasajes de casas bajas que sobreviven a la modernidad. Aquí, los muros también se visten de graffiti, plasmando un diálogo entre pasado industrial y creatividad actual.

7. Delicias en Colombres: Bodegón y Heladería

Retornando hacia el sur por la calle Colombres, el paseo ofrece dos paradas gastronómicas imperdibles:

  • Bodegón Barracas: platos abundantes de milanesas, guisos caseros y postres como flan con dulce de leche.
  • La Ruma: heladería de autor con sabores inspirados en la Patagonia (frutilla patagónica, calafate) y clásicos reinventados.

Para cerrar con café, Barracas Coffee Roasters sirve blends de tostadores locales, en un ambiente sobrio donde conviven baristas y creativos digitales.

8. Broche de Oro: Parque Lezama y MAMBA

Para completar la excursión, conviene tomar un colectivo o taxi hasta el Parque Lezama, límite con San Telmo. Allí se alza el imponente Palacio Lezama, un palacete neoclásico rodeado de jardines, esculturas y frondosos sauces.

La movilidad en los senderos lleva al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA), con exhibiciones vanguardistas que conectan la tradición barracalense con propuestas artísticas de vanguardia.

Consejos Prácticos

  • Planificar el tour de día para disfrutar de murales y espacios culturales abiertos.
  • Llevar calzado cómodo y protector solar: algunas calles tienen adoquines irregulares.
  • Verificar el horario de la Usina del Arte (cerrada los lunes).
  • Mantener objetos de valor seguros al cruzar por zonas de muros descascarados.
  • Llevar efectivo para puestos del mercado y bodegones que no aceptan tarjeta.

Barracas ya no es solo un antiguo distrito industrial: es testimonio vivo de la capacidad de reinvención porteña. Entre viejas chimeneas, arte urbano y sabores caseros, este tour revela la cara más autentica de Buenos Aires.